miércoles, 27 de abril de 2011

LA DISPLASIA DE CADERA

Es una anormalidad en la articulación de la cadera por la cual la cabeza del fémur no encaja apropiadamente en la cavidad pélvica. Esta condición, que no está presente en el nacimiento, se desarrolla generalmente durante los dos primeros años de vida del perro. A menudo es progresiva, causando inflamación, dolor y artritis. Se agrava con el ejercicio fuerte. En los casos moderados a severos, el perro tiene dificultad su subir o bajar escaleras y al pararse de la posición echado o sentado. Afecta a miembros de ambos sexos y aunque es más común en las razas grandes, también puede ocurrir en razas pequeñas.

Definición anatómica: La articulación de la cadera está formada por el acetábulo, que es la cavidad cóncava situada en la confluencia de los tres huesos que forman el coxal (ilion, isquion y pubis), destinada a albergar la cabeza del fémur. En el centro del acetábulo existe una depresión cuadrangular rugosa y no articulada, denominada fosa acetabular, donde se inserta el ligamento redondo que une el acetábulo a la cabeza femoral.
La cabeza femoral es la superficie semiesférica y lisa destinada a la articulación del fémur con el acetábulo. Literalmente se continúa con el cuello. Excéntricamente y en posición media existe una fosa articular (fosa capitis fumaris) destinada a la inserción del ligamento redondo.
La consideración funcional dinámica, sobre todo durante la locomoción y el salto o la elevación sobre las extremidades posteriores, es de vital importancia, pues estas extremidades son las encargadas de producir el impulso y transmitirlo al tronco, precisamente a través de las articulaciones femorales.

Cómo se diagnostica?: Solo se puede diagnosticar con precisión a través del examen radiológico. En la mayoría de los casos es necesario anestesiar o sedar al animal para permitir el estiramiento y posicionamiento de los miembros posteriores y evitar que se mueva durante el procedimiento. Las placas deben ser evaluadas por una radiólogo veterinario, quien determinará si la articulación coxo-femoral es correcta o presenta algún grado de displasia.  

Desde cuando se puede realizar el diagnóstico?: Es conveniente realizar el diagnóstico desde los 6 o 7 meses de edad donde ya se puede ver la congruencia y adaptación de las superficies articulares. Es conveniente no exigir un entrenamiento a los cachorros menores, ya que la cadera está en pleno crecimiento y desarrollo y es la etapa de las mayores transformaciones. Si el diagnóstico fue realizado antes de que el animal haya terminado de crecer, se puede realizar un nuevo control después del año y medio de vida.

Qué causa la displasia de cadera?:  es básicamente una enfermedad hereditaria. Su modo de herencia se denomina “poligénico” o “cuantitativo” y es una combinación de varios genes, cada uno con su propio efecto, siendo algunos más poderosos que otros. El número exacto de genes involucrados aún no se conoce y probablemente nunca se sabrá. También influyen diversos factores ambientales. Se podría decir que la transmisión hereditaria de la displasia de cadera es debida en un 60% a factores genéticos y un 40% a factores ambientales. Cabe destacar entre los factores ambientales la alimentación, el ejercicio físico desmesurado y las alteraciones hormonales. La inestabilidad articular, unida a una deficiente masa muscular pélvica, determina la presentación y el grado de la enfermedad.
Debido a la herencia poligénica, algunos perros normales producen una determinada descendencia con displasia. Un padrillo aunque sea físicamente normal, puede transmitir a su descendencia algunos genes de displasia. La división de los genes defectuosos puede ser muy despareja, con uno de los progenitores colaborando más que el otro.

Se puede prevenir?: El único modo totalmente efectivo de prevenir la displasia de cadera en las generaciones futuras, es evitar criar con aquellos perros que lleven cualquiera de los genes defectuosos. Todo criador responsable debe realizar el examen radiológico a sus reproductores y respetar las siguientes reglas: solamente se deben utilizar para la cría perros que tengan certificado de libre de displasia.  Siempre que sea posible, los parientes cercanos a perros con displasia no deben ser utilizados para la cría, incluso siendo físicamente normales. Es vital conocer la “profundidad del pedigree” para cada progenitor. Para establecer la profundidad del pedigree, los padres, abuelos y todos los parientes cercanos del progenitor deben tener el certificado de libre de displasia.

(Este artículo se publica a título informativo. Tenga en cuenta que puede haber otras opiniones sobre el tema y que todo lo relativo a la salud de su perro deber ser controlado por un veterinario)