Castigos
Jamás, bajo ningún aspecto o motivo, entrenando o fuera del
entrenamiento, le impongas castigos físicos o psicológicos a tu perro. No lo
golpees ni con tu mano ni con cualquier otro elemento (diario enroscado, por ejemplo).
Tu perro debe respetarte como su líder y
no tenerte miedo! Si lo golpeas, estarás criando un perro temeroso de vos.
No premies a tu perro por conductas indeseables: por ejemplo, no le des comida
cuando te pide mientras estás comiendo, ni tampoco lo empujes (él pensará que
estás jugando, o sea, una forma de premio).
Premiar lo bueno, ignorar lo malo.
Tu perro - y especialmente
si es aún cachorro – no sabe muchas veces distinguir lo "bueno" de lo
"malo", como vos lo harías. Es muy fácil enseñarle. Si siempre lo
regañas por lo que hace mal, él se sentirá frustrado, pues nunca te complace
nada de lo que haga. En su lugar, premialo por cualquier cosa que esté haciendo
que te parezca bien. Olvidate de las órdenes y los comandos. Si estás viendo la
televisión y él está sentado y tranquilo... "muy bien!" y dale una recompensa.
Si nunca le prestas mayor atención, el se conformará con cualquier tipo de atención
de tu parte, incluso la atención negativa, como lo son los regaños. Si está
haciendo algo malo, dile "NO!" pero no digas su nombre cuando
lo regañes. Cuando se detenga, felicítalo en el momento. No lo castigues ni lo
aísles.
Recompensas
Las recompensas deben ser eso: premios. El alimento balanceado no
es un premio, es su comida habitual. Ejemplos de recompensa son: queso, pollo
cocido, manzana, zanahoria, galletitas para perros, etc. Las recompensas deben
ser fraccionadas en un tamaño pequeño. Lo importante es la cantidad de
recompensas recibidas, no el tamaño de las mismas. Las felicitaciones, abrazos,
y elogios, también son formas de recompensa, aunque éstas deben ser
“aprendidas” por los perros (el apreciar el afecto del humano no es
instintivo). Es bueno premiar con comida y elogiar / abrazar / etc. Otra forma
más de recompensa son los juegos (dar el juguete favorito, por ejemplo) Los perros aprenden rápido, pero fijan su
aprendizaje a través de la repetición y la consistencia: haz siempre lo mismo,
hazlo siempre igual. No lo
sobreprotejas ni premies el mal comportamiento. Si tu perro se asusta de
algo, lo levantas, lo abrazas y le decís con voz dulce "bueno, chiquito,
tranquilo...", estarás premiando su miedo. Tu perro nunca tendrá la
confianza necesaria en sí mismo. Igualmente, si haces callar a tu perro
mientras le ladra a una persona o a otro perro con una actitud similar, tu
perro está recibiendo el mensaje equivocado, ya que él siente que lo estás
premiando por ser agresivo hacia la gente u otros perros.
Un perro es un perro
Trata y educa a tu Caniche de la misma manera que lo harías si
tuvieras un Pastor alemán. Tienen la misma capacidad para aprender, y
ciertamente merecen la oportunidad de ser educados apropiadamente. Sobre todo, considera que tu perro es un ser
vivo que tiene sentimientos y te ama incondicionalmente. No traiciones su amor.
Básicamente, la diferencia entre cánidos relacionándose entre sí, versus
la relación humanos-cánidos, es que los cánidos tienen múltiples niveles de
advertencia. Esto significa que dejan
la agresión como último recurso. Antes de agredir hay todo un conjunto
de manifestaciones (o rituales) tanto verbales como corporales, que van
desde una simple mirada, a un gruñido, a tirar una mordida al aire, etc., que
sirven como disipadores. Los humanos sin embargo, en su gran mayoría tenemos el
"hábito" de utilizar ese último recurso como único recurso. Por eso es que raramente los perros responden ante nuestra mirada, sino que sólo responden ante el golpe. ¿Qué
advertencia diste antes? Por lo general, ninguna, o tal vez una muy breve que
ni siquiera da tiempo al perro a cambiar su conducta. Un excelente ejemplo es imaginar el estado de ánimo de un perro como
una especie de semáforo. Cuando
está en verde, está todo normal y en paz. Cuando está en rojo, es una guerra
desatada.
Semáforos humanos, semáforos caninos
Los humanos sólo solemos tener verde y rojo, y en muy contados
casos, un muy breve amarillo. Esto significa, o estamos en paz, o castigamos,
sin medias tintas. En comparación, los perros y los lobos, tendrían un semáforo
más sofisticado, imaginate un semáforo de 4 ó 5 colores. Verde (estamos en
paz), Azul (hummm), Amarillo (me estás
poniendo nervioso, vete), Naranja (última advertencia: o te vas, o
se va a poner feo), y por último, rojo. Lo bueno de este sistema de
"semáforos imaginarios", es que un perro solo necesita "ver que
cambió a azul" para deponer un comportamiento, no le hace falta que se le
de una golpiza cada vez.
En la práctica
Las próximas veces (plural, significa muchas veces!) que veas a tu perro hacer algo que consideres molesto, en lugar de pasar de
ignorarlo a castigarlo, haz la prueba y recuerda lo de los semáforos. Planifica
cuidadosamente qué comportamiento vas a asociar con cada uno de los cinco
colores. Por ejemplo, el verde puede ser ignorar completamente a tu perro; el
azul es girar tu cabeza hacia él y mirarlo fijamente; el amarillo, ponerte de
pie mirándolo fijamente y diciendo "nooooooooo" en forma grave y como
advertencia; el naranja regañarlo ya de forma sobreactuada (como si le
estuvieras ladrando). Y en el último, ultimísimo de los casos, llegarás al
rojo, donde puedes por ejemplo darle una sacudida tomándolo por su piel
alrededor del cuello. Por supuesto, que prácticamente jamás! deberás llegar al
rojo.
Debes emitir siempre tus advertencias en el mismo orden, y sin saltearte ninguna, sin importar qué tan
malo sea el comportamiento de tu perro. Inmediatamente que tu perro deponga su
mal comportamiento (y sin importar en qué "color del semáforo" te
encuentres) deberás volver
inmediatamente al verde. Si sigues mostrándote enojado, tu perro no
aprenderá que hizo el comportamiento que buscabas. La mejor manera de describir
a un perro deponiendo un mal comportamiento es lo que la gente identifica comúnmente
como un perro que "se ve
culpable"
Tips y advertencias
· Nunca te enojes de veras con tu perro. Actuá como si
estuvieras enojado.
· No castigues a tu perro por tiempos prolongados. En cuanto
muestre buen comportamiento, se terminan las consecuencias negativas.
· No practiques esto con perros que no sean los tuyos, ni con tus
propios perros si tu liderazgo no está plenamente establecido, o de otra manera
te arriesgas a que el perro también incremente el nivel de agresión, pudiendo
llegar, incluso, a atacar.
· Con un cachorro, jamás llegues al "rojo".
Perros que saltan sobre la gente
Cuando tu perro salta sobre vos u otras personas, lo hace por
felicidad, y para demostrar respeto a su "superior" lamiéndote la
cara, o para "tocar narices". Este es el motivo por el que no podemos
castigar ni enojarnos en esta situación. En el peor de los casos, podría hacer
que el perro se vuelva miedoso de las personas o agresivo hacia. Lo que necesitamos hacer es que se detengan
los saltos. Existen varias formas para hacer que un perro deje de saltar
sobre las personas, pero la mejor es utilizando
el lenguaje del perro. Los perros adultos dan la espalda y se alejan de
otros perros molestos que - por ejemplo - se la pasan tocandolos. Entonces eso
es lo que debemos hacer: cuando el perro se acerque te salte, debés darle la
espalda (o al menos, un lado) inmediatamente. Pide a otras personas que ante
esta situación hagan lo mismo. Tan pronto como veas que levanta sus patas
delanteras del piso, le das la espalda y empezas a caminar tranquilamente en el
sentido opuesto. No le hables, no hagas nada, excepto darle la espalda e
ignorarlo. Es increíblemente efectivo y luego de muy poco tiempo, si lo haces
en forma consistente, los saltos disminuirán hasta desaparecer completamente.
Esto se llama extinción: al no darle atención, el comportamiento
simplemente desaparece. Es algo que el perro puede comprender con gran
facilidad, dado que ellos mismos utilizan este recurso. Cuando notes que tu
perro pierde interés por saltar, y esté con sus cuatro patas en el
piso, dale lo que buscaba: atención, caricias, juego. ¿Y si se
excita y quiere saltar nuevamente? Simplemente vuelves a darle la espalda e
ignorarlo. Y vuelves a esperar a que se calme para darle nuevamente tu
atención. Empezá realizando este ejercicio sólo tu perro y vos. Buscá aquellas
oportunidades cuando sabés que él saltará (cuando regresás a casa, por
ejemplo). Más adelante, incluye en el ejercicio a otros miembros de la familia
y por último, solicitá la ayuda de otras personas. Primero, trabaja en tu casa
y luego fuera, en distintos ambientes como la vereda o la plaza, para darle
oportunidad a tu perro de generalizar el comportamiento. Con las personas a
quienes por cualquier motivo no les puedas pedir que le den la espalda (por
ejemplo, chicos pequeños, ancianos, o personas con algún impedimento físico o
simplemente que no tengan voluntad para colaborar con vos y con tu perro),
deberás asegurarte que el perro no
tenga la oportunidad de saltarles, manteniéndole con correa y lo suficientemente
alejado de ellos. Sostenelo en forma calmada, sin retarlo y sin tirar de la
correa. El objetivo en este caso es, simplemente, remover la oportunidad de
saltar.
Conclusión
Cuando intentás enseñarle algo a un perro, no tiene sentido ser violento,
esto sólo los hace inseguros y miedosos. Lo mejor es encontrar otras maneras de
lidiar con el asunto. Y, en lo que respecta a saltar, lo descripto arriba es el
método más efectivo, pues se le está dando un mensaje al perro en un idioma que
él puede entender.