miércoles, 11 de abril de 2012

ENTRENAMIENTO - EL METODO NELVEG - 3° PARTE

Qué es el apego

El apego es el cariño o la atracción natural que tiene un perro por su manada, ya sea por uno o varios de sus dueños, por otros perros e incluso otros animales. Es un comportamiento normal en un animal de manada como el perro, mientras que es poco habitual en animales de naturalezas más independientes como los gatos.


Fases del apego

Los cachorros tienen que pasar por ciertas fases normales en este apego. Primero deben estar muy cercanos a su madre y a los otros miembros de su manada, porque son criaturas débiles y frágiles que necesitan mucha atención y muchos cuidados y estar separados de su grupo puede llevar a la muerte, pero después deben pasar por una fase de desapego - que es normal - en el que se vuelven un poco más independientes y que en la naturaleza les serviría para formar su nueva manada o poder actuar por sí solos sin necesidad de estar tan cercanos a su madre o compañeros. Siguen siendo un grupo, pero ya no deben estar todo el tiempo tan pegados a los otros miembros de la manada. En los perros mascota a veces ocurre que no se da correctamente esta fase de desapego, y se presenta el hiperapego, es decir, el perro está tan ligado a su dueño, que se convierte en un problema, porque no puede estar solo y no acepta separarse de su dueño ni por breves instantes. Esto no es normal ni saludable, porque el dueño empieza a no poder salir en lo más mínimo o el perro tiene reacciones que conocemos como "ansiedad por separación", es decir, se angustia tanto de quedarse solo que puede romper objetos, orinar o defecar por todos lados, ladrar todo el tiempo, etc. En casos extremos el perro llega a causar graves pérdidas económicas sobre los bienes del dueño, o incluso se lastima gravemente a sí mismo. Es importante que se practiquen ejercicios de desapego con el perro, ya que la dinámica de una manada humana es muy distinta a la de una canina: a diferencia de las manadas caninas, los miembros humanos de estas "manadas" nos vemos en la obligación de estudiar, trabajar, irnos de paseo y otras actividades que fuerzan al perro a permanecer solo durante períodos mucho más largos que lo que su naturaleza le permite.


Entrenando el desapego

Dejalo en una habitación, cerra la puerta y si no está llorando regresa a los pocos segundos. Anda cambiando de habitación y progresivamente (a lo largo de varios días o semanas) aumenta la cantidad de tiempo que lo dejas solo. Después practica lo mismo, pero saliendo de la casa. Salí y regresá a los pocos segundos. Si llora, grita, ladra o rasguña no tenés que volver, pues creerá que de esa manera logra que regreses y lo seguirá haciendo. Es importante que al comienzo regreses en poco tiempo, pues le enseña que cuando te vas, regresas. Gradualmente irás trabajando en aumentar los tiempos para no crear ansiedad. Cuando te vayas, prueba dejarle cosas con qué entretenerse. Ten en cuenta que esto implica mucha paciencia y dedicación, pero que al final, valdrá la pena! Un perro, ya adulto, que resulta agresivo con otros perros debido a falta de socialización cuando cachorro, puede aprender a convivir con ellos, a través de un programa de socialización remedial.


Socialización remedial

Este programa implica que el perro en cuestión conozca gran cantidad de perros distintos, pero de manera totalmente CONTROLADA. Siempre debe traer una correa puesta, con un collar resistente, y si se considera necesario puede utilizarse un bozal, aunque los ejercicios deben comenzar a DISTANCIA, y siempre con mucha precaución. El perro debe colocarse a distancia con respecto al otro perro. Ambos perros con correa. La distancia es MUY importante. No deben quedar tan cerca que el perro que necesite socializar se ponga nervioso, al contrario, debe seleccionarse una distancia a la que aún pueda mantenerse relajado o por lo menos, que pueda ponerle suficiente atención a su manejador y tomar premios de él. Si el perro está inquieto, tenso o no acepta los premios, significa que esta distancia debe aumentarse. Lo ideal es que el otro perro sea sociable, tranquilo y más bien sumiso, de preferencia de sexo opuesto al perro a socializar. No es conveniente socializar remedialmente a un perro con otros ejemplares miedosos, agresivos o que tampoco estén bien socializados, ya que esto aumenta mucho la tensión entre ambos. Si el ejercicio está "planeado" y el otro perro es conocido, mucho mejor. Si se trata de realizar los ejercicios en un sitio de "la vida real" como un parque, un estacionamiento, etc, no siempre se conocerá a los demás perros, pero manteniendo la distancia prudente EN TODO MOMENTO, no deberá haber mayores problemas. Cuando el perro a socializar vea, a distancia, al otro perro, se le deben de dar premios, muchos, muchos premios, hasta que el otro perro se vaya. Los premios deben de fluir constantemente y muy generosamente entre el dueño y su perro durante todo el tiempo que este vea al otro perro a distancia. Cuando el otro perro se vaya, inmediatamente deben dejar de darse premios. Esta técnica, llamada desensibilización, tiene como fin que el perro relacione a los otros animales con los premios que recibe, lo que hará que gradualmente los sentimientos iniciales de inseguridad, miedo, defensa o agresión, se conviertan en otros mucho más agradables, con relación a los otros perros. Después de varias sesiones, se nota que el perro que antes ladraba, gruñía, o se portaba tenso e inquieto ante los otros perros, ahora empieza a buscar a su dueño y a mover la cola alegremente al ver pasar a otro perro frente a él. En este momento puede disminuirse un poco la distancia entre el perro a socializar y los otros ejemplares que pasen frente a él, entonces es necesario observar nuevamente la reacción del perro: si se mantiene tranquilo y atento a su manejador, la distancia es conveniente. Si el perro se descontrola y se muestra tenso, significa que la distancia se acortó demasiado pronto, lo que implica que hay que alejarse un poquito más de los otros animales. Encontrando la nueva distancia a la que se puede realizar el ejercicio, sin que el perro se muestre tenso, se repite nuevamente la operación: dar muchos premios cada vez que otro perro pase frente al que estamos sociabilizando. Dejar de dar premios cuando se vaya y así sucesivamente. Gradualmente se puede seguir disminuyendo la distancia, hasta que, eventualmente, el perro pueda estar perfectamente junto a otros perros, sin mostrarse tenso, inquieto, agresivo o miedoso. Estos ejercicios deben realizarse siempre con mucha paciencia y muy gradualmente, ya que acelerar los pasos puede ocasionar que se pierda el trabajo anterior, si el perro se siente tenso o agredido. Otra técnica muy utilizada para socializar perros, es el “contracondicionamiento”, con esta serie de ejercicios se busca que el perro aprenda cómo actuar en determinada situación. Normalmente, un perro mal socializado, cuando ve a otro en la calle o en un sitio público, opta por gruñirle, ladrarle, lanzarse hacia él, jalarse de la correa o incluso tirarle mordidas. Con esta técnica se logra que el perro actúe de un modo específico, cuando se presenta el estímulo, que en este caso son otros perros. De este modo puede enseñársele al perro a sentarse, o a ver fijamente y solamente a su dueño, ante la presencia de otros perros, con lo que se vuelve mucho más controlable. Si un perro no fue bien socializado, es muy probable que sienta inseguridad, temor o ansiedad en presencia de otros perros, por lo que muchas veces es indispensable modificar estos sentimientos antes de poder enseñarle modos correctos de actuar. Por eso, es muy común que se utilice la desensibilización, antes que el contracondicionamiento. Cuando un perro ya puede controlarse frente a otros perros, entonces ya es posible enseñarle acciones específicas que faciliten su interacción con los otros perros como sentarse o como no verlos de frente, sino de perfil, ambas señales de "calma" que evitan peleas, o acciones que eliminen un comportamiento no deseado como ver fijamente al dueño, lo que evita que siga viendo o ladrando al otro perro. Lo único que hay que hacer es premiar al perro selectivamente cuando está pasando otro perro frente a él y cuando el perro realiza la acción que queremos, premiarlo. Por ejemplo, pasa un perro frente al perro que queremos condicionar, entonces, si el perro que estamos manejando se sienta lo premiamos. Si ladra, no lo hacemos. Con repeticiones y a lo largo de varias sesiones, el perro aprenderá a relacionar al otro perro con premios (lo que modifica los sentimientos de ansiedad, temor o inseguridad), a sentarse cuando pase otro perro para recibir su premio. A la larga, el perro acepta ver otros ejemplares y se sienta en cuanto los ve, lo que evita que jale la correa, ladre o los amenace. En estos ejercicios también la distancia es indispensable. Se debe comenzar a la distancia necesaria, como en la desensibilización y sólo debe acortarse esta mientras el perro siga manteniéndose tranquilo, atento y apto para ponerle atención a su manejador.

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