Esto lo escribo sin alzar ninguna bandera política, mi
intención es comentar lo que está ocurriendo en el rubro en el cual trabajo. En
Argentina casi no se fabrican accesorios para mascotas, se pueden conseguir
golosinas, colchonetas y collares de cuero, algún shampoo y casi nada más. La
gran mayoría de los accesorios viene de China y son los mismos productos que se
venden en Europa o Estados Unidos, como todo lo que viene de China puede
encontrarse a distintos precios y obviamente con distintos grados de calidad.
De esos artículos que vienen de China no hay una variante “industria nacional”.
Hace unos años, por no sé que conflicto con China, la soja y las medidas aplicadas,
faltaron artículos importados, fui con muestras de los productos a dos
fabricantes de artículos plásticos y ambos me dijeron que no podían elaborar una
versión nacional, los motivos? Las matrices son caras, no se venden cantidades
que justifiquen esa inversión y no se puede competir en el exterior con los
precios de China, o sea: no es conveniente. Ahora pasa lo mismo, lo que no
entra por las fuertes restricciones a las importaciones simplemente no se
consigue.
Qué pasa con los precios? Algunos productos nacionales han
aumentado entre un 45 y un 60% desde marzo del año pasado. Los artículos
importados no sufrieron grandes variaciones en los últimos años, pero con la
imposibilidad de comprar dólares en el mercado oficial, los importadores
manejan los precios teniendo en cuenta únicamente el dólar paralelo. Se reciben
listas de precios con aumentos de hasta el 25% y a la semana se informa otra
suba del 5% para “emparejar con el dólar” Faltan productos y eso promueve que
los importadores y distribuidores aumenten los precios y que especulen con las
cantidades que ofrecen.
Qué pasa con los libros sobre animales? Simplemente no están
ingresando; en Argentina básicamente no se imprimen libros sobre mascotas, hay
algunas impresiones básicas de mala calidad y la cantidad de razas que retratan
es mínima. Las buenas colecciones venían de España, pero actualmente se trabaja
con remanentes. Pasa lo mismo que con
los accesorios, al empresario argentino no le conviene imprimir si no sabe que
va a vender muchos ejemplares. Cuántos libros se pueden vender sobre razas como
el Cavalier King Charles, el Bouvier de Flandes u otras razas poco difundidas?
Qué pasa con los locales? El Pet Shop y la peluquería canina
parecen haber reemplazado a lo que es su momento fueron los maxikioscos,
videoclubes, canchas de paddle y locutorios. Abren y abren locales, uno al lado
del otro, pero si prestamos atención son cada vez más los fondos de comercio
que se ofrecen en el rubro. Es totalmente lógico que ante la inflación y la
desconfianza generalizada la gente reemplace al baño en la peluquería por un
baño “casero”, que en lugar de un juguete llamativo le de a su mascota una
pelota vieja. Aumenta la oferta, baja la demanda y el comercio apenas resiste.
Qué pasa con las cosas que se fabrican acá? También se
resiente la producción nacional, una conocida marca de alimento para peces no
lanza sus productos al mercado porque a la imprenta que los abastece no le
dejan pasar por la aduana el pegamento para las etiquetas (no es chiste)
Quienes fabrican comederos y otros accesorios plásticos no están produciendo
porque les faltan componentes que traen de afuera.
Qué podemos hacer? No mucho, pero en principio tratemos de no
favorecer a las marcas que pretenden ganar con “avivadas” si además de aumentar
el precio, reducen el tamaño del envase o bajan la calidad del producto, busquemos
otro producto similar y por sobre todo tratemos de no fomentar corridas que
promuevan más aumentos.